Envejecer es el más digno acto natural al que todos aspiramos y no tiene nada de malo. Lo que no es deseable es envejecer prematuramente.

En general, la piel de las personas fumadoras tienen un aspecto más envejecido que el de las no fumadoras. Esto es debido a que fumar provoca arrugas prematuras y le da a la piel una apariencia gris y envejecida. A menudo los fumadores y fumadoras de mediana edad presentan las mismas arrugas que las personas de más de 60 años. Fumar 30 cigarros al día hace que tu piel envejezca entres 14 y 30 años más.

El humo del cigarrillo provoca cambios desfavorables en la piel o intensifica el curso de muchas enfermedades de la piel, incluido el cáncer. El humo del tabaco también acelera el proceso natural de envejecimiento de nuestra piel. Pero no desesperes, hay una buena noticia y es que la hipnosis te puede ayudar a dejar de fumar.

¿Cuáles son los efectos que fumar produce en la piel?

El hecho de fumar hace que se produzca en mayor cantidad una enzima que descompone el colágeno, reduciendo la elasticidad de la piel, lo que provoca que parezca más flácida y arrugada y envejecida. Los patrones característicos de arrugas en la piel de las personas fumadoras, son las líneas alrededor de la boca “código de barras” y “patas de gallo” alrededor de los ojos.

Las líneas de la boca están relacionadas con el movimiento de chupar un cigarrillo, gesto que se realiza durante un largo período de tiempo, al que puede añadirse el efecto del agotamiento del colágeno por fumar.

En cuanto a las arrugas alrededor de los ojos, es debido al gesto de entrecerrar los ojos para evitar el humo.

Otra de las consecuencias que el tabaco produce en nuestra piel es su efecto “vasoconstrictor”. Origina que los vasos sanguíneos se contraigan, con lo que llega menor suministro de sangre a la piel y por tanto menos oxígeno y nutrientes esenciales. Y por si fuera poco, el humo liberado en el aire también interactúa con la piel y la reseca. Por no hablar de quemaduras directas en la cara por el calor del cigarrillo.

Todos estos factores contribuyen a lo que se ha dado en llamar “cara de fumador”: una cara prematuramente arrugada, descolorida y envejecida.

Se ha observado que la piel de los adictos al tabaco a la edad de 40 años se parece a la piel de los adultos de 70 años que no fuman. El daño de la piel debido al humo del tabaco es irreversible, por ello, se puede evitar un mayor daño al dejar de fumar. Las tendencias actuales tratan de encontrar formas de detener o al menos retrasar los cambios causados por el envejecimiento.

La mejor forma de evitarlo es no haber empezado nunca a fumar, pero la buena noticia es que si ya lo has hecho, puedes dejarlo a través de nuestro método de Hipnosis Clínica.

Vale la pena dejar de fumar.

REFERENCIAS:

Smoking’s Effect on the Skin: How Smoking Ages You (https://tobaccofreelife.org/resources/smoking-effect-skin/)

Cigarette smoking and its influence on skin aging (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23421102/)