Como consecuencia de la evolución del COVID-19 hemos vivido una situación de crisis sanitaria ante la que se han puesto en marcha distintas medidas. Una de ellas es el quedarse en casa como medio de prevención para reducir el riesgo de contagio. Nuestra rutina ha cambiado como consecuencia de este nuevo contexto en el que el hogar se convierte en nuestro espacio de referencia de cada nueva jornada.
Efectos del confinamiento
En una situación así, es posible que nos hagamos preguntas sobre el futuro y, sin embargo, muchas de esas cuestiones no tienen una respuesta inmediata a corto plazo, al menos, en lo que se refiere a la evolución de los acontecimientos. Y esta incertidumbre, sumada a otros factores propios de un cambio tan significativo, puede producir síntomas de ansiedad.
Ansiedad y cansancio
La preocupación producida por la situación actual puede trasladarse a distintos ámbitos, por ejemplo, al plano profesional. Quizá sintamos inquietud por el aplazamiento de un proyecto importante o visualicemos de forma negativa el futuro profesional por el impacto que este tiempo tenga en el mercado laboral. El presente también traslada a un marco diferente las relaciones familiares, pues estamos ante una convivencia más intensa.
Además, el confinamiento puede producirnos algunos momentos de cansancio a medida que pasan los días y la situación prevalece. La coyuntura actual es compleja y es positivo que escuchemos los sentimientos y emociones durante un periodo que, aunque incierto, tendrá una duración concreta. Esta es una situación temporal que conviene contextualizar. Cuando esta etapa quede atrás, llegará el momento de avanzar en un nuevo capítulo, asumiendo nuevamente el cambio como parte del aprendizaje.
Cuidar la salud
El cuidado de la salud es importante en todo momento y también lo es durante el tiempo que pasemos en casa. Esta es una experiencia intensa que llegó de manera inesperada a nuestra vida. Y cuando finalice este periodo puede ocurrir que experimentemos síntomas de agobio y deseemos pedir ayuda para superar este episodio al seguir experimentando algún tipo de malestar.
La hipnosis clínica puede ayudar si sufrimos episodios de estrés durante y después del confinamiento. Quien nos ofrece un servicio especializado en hipnosis clínica debe ser un profesional cualificado y preparado para utilizar esta herramienta con seguridad. La persona que experimenta este proceso a lo largo de diferentes sesiones llega a estar en contacto con aquella información inconsciente que también influye en algunas de sus decisiones. La confianza entre el profesional y el paciente es muy importante para lograr el objetivo terapéutico.
Concluyendo, el COVID-19 ha afectado de forma significativa a la sociedad. Y nos ha transformado la rutina a todos a partir del confinamiento. Es positivo pedir ayuda para superar la ansiedad en caso de que sea necesario.
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